Del Atlántico al Pacífico
Tenía ganas de volver a cruzar Los Andes y de
conocer Viña del Mar, pero principalmente de salir a rodar.
Aprovechando como excusa el motoencuentro HD en Mendoza, y teniendo 5 días libres,
con la compañia de Federico salimos hacia el Océano Pacífico y éste es el relato.
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para que pueda realizar mi proyecto América en dos Ruedas
Viernes 20 de marzo de 2009
Salimos bastante tarde, yo antes tenía que cumplir con compromisos de trabajo,
Federico se vino hasta casa y partimos juntos hacia Mendoza en un día de calor.
Después de muchas horas de camino, con paradas clásicas para tomar un café, ya casi
de noche me comuniqué con Pablo Gonzalez en Villa Mercedes, para ver si podíamos encontrarnos.
( Pablo es un motoviajero que fue hasta Colombia, 20.000 km ida y vuelta, en una
moto Guerrero de 150c.c., y hoy es mi amigo).
Por supuesto cuando llegamos nos estaba esperando en la estación de servicio con su hijo y la famosa
negrita, que ya ha recorrido parte de los caminos que mi moto quiere recorrer....
Tomamos algo sin alcohol (había que manejar) y nos ofreció comunicarse con conocidos
en Mendoza que nos podían albergar. Es un bar de motos me dijo, así que con un nombre
y un teléfono, decidimos seguir directo sin parar en La Paz más que para cargar
nafta (la moto de Fede no tiene la autonomía de Heidi).
Casi todo el camino es de autopista, pero a esa hora, ya del nuevo día, se nos hizo
cansado el camino.
Llegamos al centro de Mendoza pasadas las 2 de la mañana, habíamos recorrido mas
de 1100 km., con la duda de llamar o no. Pero en algún lado teníamos que parar
así que llamamos a Sergio, quien sin dudarlo nos dio las indicaciones para encontrarnos.
Estaba a seis cuadras del centro y ya nos esperaba en la puerta, inmediatamente
nos hicieron entrar las motos al lugar, que era una antigua casa tipo chorizo, de
construcción de adobe, que había sido adecuada para funcionar como motoclub de los
Vangeles.
Fantástico!, llegamos en plena fiesta!, antes de presentarse ya te hacían probar
lo que estaban tomando en un gran balde de acero inoxidable, después los fuimos
conociendo uno a uno; Sergio y El Pastor nos hicieron de anfitriones, había unas
20 o 30 personas en diverso y catastrófico estado etílico y nos trataron de maravilla,
nos acompañaron a buscar algo de comer a esa hora de la noche, y nos dieron una
habitación y un par de colchones en el piso, donde tiramos nuestras bolsas de dormir
y descansamos mientras la fiesta continuaba.
Sábado 21 de marzo de 2009
Me desperté con un gran dolor de cabeza y sin entender donde estaba; revisé rápidamente
si tenía todos mis órganos, y al ver la cara de Fede, (no digo que la cara de Fede
ayudó mucho a la situación), pero me sentí más confiado.
En la casa no quedaba nadie, habían salido de madrugada hacia el motoencuentro de
San Luis.
De a poco juntamos nuestras cosas, cargamos las motos, y luego de despedirnos del
único sobreviviente de la fiesta, nos fuimos a buscar una estación para cargar combustible, desayunar, y principalmente higienizarnos, ya que en la casa no había agua.
Como estaba previsto, a las 10 de la mañana estábamos frente al Hotel Argentino
donde se congregaban más de 400 motos en el 12+1 Encuentro Internacional de Harley-Davidson
2009.
Buscamos al Rata Falconi (el organizador), y luego de hacernos de nuestras respectivas
entradas al almuerzo, nos quedamos en el lugar de reunión reecontrándonos con amigos
de otros años, admirando motos, sacando fotos, y haciendo nuevos amigos.
La caravana hacia el pueblo de Rivadavia de desarrolló normalmente como todos los
años, el clima siempre ayuda, y a paso tranquilo recorrimos los 50 km. que nos separaban
de un cordero al asador que estaba sublime, y sublimemente rociado con vino tinto
mendocino.
Por la tarde se hacían los juegos de destreza (slalom, carrera de lentos, etc.),
nos quedamos un rato descansando en el césped a la sombra de los álamos, y nos volvimos
en grupo hacia el centro.
Nuestro plan original era viajar a Uspallata a la tardecita, pero nos enteramos
que había mal tiempo y tormentas eléctricas, así que decidimos buscar alojamiento
en Mendoza y esperar al día siguiente a ver como evolucionaba el clima.
Georgina, que estaba con mis amigos y había viajado desde buenos Aires para festejar
su cumpleaños, nos recomendó un hotel cercano y barato, donde nos reunimos al fin
con Mario, que nos acompañaría en la siguiente parte de nuestra travesía.
Esa noche los llevé a probar las mejores hamburguesas de calle San Martín, a un
lugar que visito todos los años con el mismo propósito, ya habíamos arreglado con
Sata, un amigo chileno, para salir unas cuantas motos al día siguiente con rumbo
hacia Chile.
Domingo 22 de marzo de 2009
El descanso y la ducha en el hotel terminaron de recuperar nuestras fuerzas,
y luego de desayunar nos reunimos con Sata y otras 12 motos, y partimos a las 10hs.,
como estaba previsto, hacia Uspallata.
El camino ya definitivamente deja de ser llano y empieza a adentrarse en las montañas
de Los Andes. A medio camino se nos habían unido varias motos mas, y para mí siempre
será un espectáculo ver a más de 20 motociclistas subiendo esas cuestas y bajando
esos valles, y hacerlo desde una Harley no tiene precio, pero hacerlo dentro de
un túnel con 20 Harleys tronando no lo recomiendo a quien no sienta la pasión!.
En Uspallata mientras el grupo paraba a tomar un café decidimos adelantarnos y esperarlos
en la frontera, así podíamos parar tranquilos a tomar fotos (Mario es un apasionado
de la fotografía), paramos en varios lugares y en Puente del Inca, me pasé de largo
el Aconcagua que quedaría para la vuelta, y llegamos pasado el mediodía al túnel
de Cristo Redentor y al control fronterizo.
El trámite de aduanas está unificado entre los dos países así que no fue demasiado
complicado, excepto porque uno de los perros antidrogas pareció encariñarse demasiado
con uno de mis amigos...
(Moraleja: antes de cruzar una frontera, averiguá que estuvieron fumando tus compañeros.)
A partir de ahí comienza el camino llamado “de los caracoles” del que tanto me habían
hablado, era una cuesta muy empinada con muchas curvas y contracurvas, que resultó
estar en perfectas condiciones, ancha, limpia, y sin mucho tránsito, en el camino
también se encuentran múltiples túneles, y fué de las mejores partes del viaje.
Paramos a reabastecer combustible antes del pueblo de Los Andes, donde nos dimos
cuenta que no habíamos cambiado suficiente dinero para llegar a Viña del Mar, pero
aceptaron cambiarnos pesos argentinos, y conocimos a unos chilenos muy simpáticos
(Raúl y Enrique) que espero volver a encontrar el año que viene.
Desde Los Andes seguimos adentrándonos en territorio chileno con rumbo al Océano
Pacífico, la ruta tiene muy lindos paisajes, transita por el medio de varios pueblos
campesinos y atraviesa un par de grandes valles.
Ya acercándonos a la costa se empezó
a poner fresco; yo no quería parar hasta la próxima estación de servicio y me lo aguanté un rato, pero cuando
se puso complicado paré a abrigarme y ahí la gracia fue que todos estábamos igual,
muertos de frío y esperando a ver quien se decidía a detenerse primero!.
Llegamos a Viña del Mar pasadas las 18 Hs. ; es una hermosa ciudad, más grande y
populosa de lo que esperaba.
Nuestra primera parada fue en la costanera a sacarnos unas fotos en el Pacífico
y luego a recorrer un poco para encontrar quien nos cambie dinero en domingo.
Después las opciones eran ubicar un camping que nos recomendaron (donde los motociclistas
eran especialmente recibidos), o buscar algún hotel barato; elegimos el hotel porque
la noche estaba muy fresca para dormir en carpa y aparte ya era tarde.
Los hoteles estaban carísimos, pero conseguimos un hostel rápidamente.
Era una casona
antigua regenteada por una señora muy amable, descendiente de alemanes. Nos dimos
una ducha bien caliente, sacamos algunas fotos en la casona que era verdaderamente
hermosa aunque hubiera tenido mejores años, y salimos caminando hacia el shopping
a buscar la cena.
Cuando pusieron nuestros platos en la mesa y ya famélicos comenzamos a atacar las
papas fritas, se cayó un vaso a unos metros nuestro, pero explotó con tanta fuerza
que los pedazos volaron sobre nuestras cabezas y cubrieron nuestro menú de trozos
de vidrio; así que de nuevo a esperar que los repusieran, con toda la ansiedad del
estómago vacío; pero valió la pena.
Por un sorteo fraudulento a mi me tocó en una habitación sólo, así que la noche
trajo un merecido descanso, con almohadas de pluma, y lejos de los ronquidos de
mis compañeros.
Lunes 23 de marzo de 2009
Nos levantamos temprano y ya nos tenían preparado el desayuno, verdaderamente nos
trataron de maravilla y fue un gusto escuchar la historia de la casa, que se mezclaba
con la historia de la familia, y había sido en otras épocas academia a música y
escuela de lenguas.
Después de abastecernos de combustible emprendimos el regreso, un par de paradas
para sacar la últimas fotos en territorio chileno, y el cruce de los Andes con aduana
incluída fue sin inconvenientes y con el clima que nos seguía acompañando.
Ya del lado Argentino paramos a sacar fotos con el Aconcagua de fondo ( el pico
más alto de América, 6962 m. ), y las señoritas guías turísticas que colaboran con
el paisaje.
Cuando estábamos ya bajando las cuestas paramos a sacar unas fotos divertidas, y
al abrir una botella de agua con gas que compramos en Chile para cambiar nuestras
últimas monedas extranjeras, empezó a burbujear como si estuviera hirviendo, a ésa
altura la diferencia de presión hacía que el gas se liberara en forma violenta.
En Uspallata hicimos un descanso y nos despedimos de Mario, que decidió quedarse
un par de días para continuar su safari fotográfico.
Almorzamos en Mendoza y seguimos hasta Villa Mercedes.
Pasando San Luis
capital y ya cayendo la noche paramos a darles una mano a dos motos que estaban
a un lado del camino, eran dos brasileros en BMW que se les había desconectado la
manguera de nafta y se había prendido fuego, pero habían logrado apagarlo inmediatamente
y cuando llegamos ya tenían el tema resuelto.
En Villa Mercedes nos hospedamos en el Hotel Parque que yo ya conocía y que casualmente el
dueño era conocido de Pablo (el de la Guerrero 150), quién también nos estaba esperando
y nos acompaño a cenar al centro, y después de charla, anécdotas, consejos y despedida,
nos fuimos a descansar.
Martes 24 de marzo de 2009
Desayunamos en el hotel, salimos temprano, y con ganas de seguir rodando
arribamos a Buenos Aires a media tarde.
Lo Mejor: El cruce de los Andes
Lo Peor : ????
Gracias Federico, gracias Mario, gracias Pablo, gracias HD boys, gracias Vangeles.
No dejes de ver la galería de fotos con
muchas más imágenes de este viaje.
Freddie
HD Sportster 1200
Note: Sorry, there is no translation of the stories.
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