Viaje a Las Grutas - Patagonia

Este es el relato de unas breves vacaciones en la costa patagónica.
La idea original era ir a Las grutas a ver a mi sobrina, lugar donde pasé 20 veranos y que hace varios años que no visitaba, para luego hacer una escapada hasta Puerto Madryn.

Había vuelto de Rio Negro el viernes 4/1/08 y la partida estaba prevista para el lunes siguiente; pero tenía muchas ganas de salir a rodar así que el sábado a última hora no pude esperar más, armé mis bártulos, revisé aceite y aire, y el domingo 6/1/08 bien temprano salimos solos Heidi(mi Harley) y yo hacia el sur.

La mañana estaba fresca y había muy poco tránsito por la ruta, hicimos una parada en Cañuelas para controlar el equipaje y seguimos adelante. Cargamos combustible en Las Flores, pasamos por Azul; y cuando llegamos a Olavarría aprovechamos para comer algo (ambos) y sacarme la campera porque ya estaba haciendo bastante calor, el clima se había puesto bastante pesado, estaba un poco nublado, había un poco de viento caliente y hacia adelante parecía que iba a desmejorar.



En ese momento mi idea era parar relativamente temprano en algún camping de Sierra de la Ventana y aprovechar los balnearios de la zona; pero aproximadamente 100km antes de llegar nos acercabamos a nubes oscuras que parecían deshilacharse en girones de lluvia, y con el primer aroma a tierra mojada, me pareció conveniente parar a ponerme el traje de agua. Apenas puse un pie en la banquina cuando se escuchó el primer trueno.

Tres kilómetros más adelante se desató un fuerte viento con abundante agua. Como el viento era de costado e insistía en sacarme de la ruta inundada, sabiendo que era una típica tormenta de verano y que no duraría demasiado, me pareció conveniente parar al costado de la ruta, al reparo del Gauchito Gil, a esperar que amaine un poco.


No tenía ningún apuro y no me bajé de mi cabalgadura, sólo la apoyé sobre su muleta para que descanse, y me crucé de brazos mientras la tormenta nos envolvía, sólos en algún lugar del camino, disfrutándo la lluvia cómo cuando repiquetea en los techos de chapa en una siesta de verano.


Como supuse, a los quince minutos pudimos seguir nuestro viaje, pero aún llovía y ya no tenía ganas de armar la carpa sobre terreno mojado; así que entré en Sierra de la Ventana sólo a cargar combustible y seguí hacia el sur. En Bahía Blanca ya había salido el sol y la temperatura estaba agradable, pero no me parecía una buena opción para hacer noche, viví varios años allí y sinceramente me resulta una ciudad insípida; recordaba haber visto un camping 170km. más adelante, al costado del Río Colorado, alguna de las veces que pasé por allí.


LLegué al camping municipal a eso de las 20hs. (según el nuevo uso horario de la Reina Cristina), y verdaderamente el lugar valía la pena. Ampliamente arbolado se encuentra a la vera del río y hasta se puede armar la carpa a pocos metros del agua. Todas las parcelas tienen parrila, mesa y asientos de material, bancos de madera, iluminación independiente y una canilla con pileta; sólo los sanitarios dejan algo que desear.




Después de instalarme me acerqué a una pareja de motoviajeros que montaban sendas Suzuki DR 650. Resultaron ser Paqui(España) y Marco(Suiza), venían desde Buenos Aires, habían parado en Azul (en La Posta) y pensaban llegar hasta Ushuaia para luego seguir por Chile, Perú y Brasil.
La temperatura era muy agradable y la noche patagónica invitaba a compartir una cerveza, así que nos quedamos hasta la una de la mañana conversando en español, inglés y alemán.

A la mañana siguiente seguimos viaje juntos hasta Conesa; en la ruta no había combustible y allí nos separamos porque yo sabía que para el sur había problema con el suministro de nafta a las estaciones de servicio, y decidí entrar al pueblo (que conocí hace muchos años por alguna novia).


En Conesa encontré a dos brasileros que venían en Yamaha, una Virago y una TDM. Todos los brasileros reparten stikers..., y se llevaron uno de Tachame!!.




Viajamos juntos hasta San Antonio Oeste, ellos seguían hasta Ushuaia y yo me desvié hacias Las Grutas.

LLegué al mediodía, pasé a visitar a mi sobrina, almorcé, y acampé en el camping más alejado que encontré.

Los cuatro o cinco días que pasé allí los resumo porque no tienen interés para este relato; por las mañanas salía a visitar amigos y recordar anécdotas del lugar de hace 27 años, por la tarde arena y playa con una cordobesa, una rosarina, una uruguaya, dos chicos de capital y uno de Caleta Olivia, a las tardecitas unos mates con mi sobrina y sus primos, a las noches una cervecita y un habano en el casino, y para terminar el día un waffle y charla en el local de una pareja amiga (rubia dinamarquesa y morochazo correntino) y a dormir.


















El jueves me avisó mi hermana que iba a estar por allí al día siguiente así que decidí cancelar Puerto Madryn y quedarme a esperarla en Las Grutas.

Me levanté temprano y salimos solitos con Heidi a buscar fósiles marinos en un lugar bastante cercano que había ido otras veces. Nos metimos en un campo por unas huellas a hacer off-road con la Harley y en una subida a una loma se me enterró la moto en la arena hasta el eje trasero. Que se hace en estos casos?, sólo y a diez km. del pueblo?..., se prende un pucho!!. Me senté a disfutar de la fresca brisa marina, desde la loma se veía el pueblo despertándose y sobre el mar el largo reflejo del sol que aún estaba asomando.


Al rato, lleno de paz y paciencia, empecé a remover la arena de atrás de la rueda, balancié(?) la moto hacia adelante y atrás y dejé que se deslizara hacia abajo de la pendiente. Cuando salimos del pozo encaré de nuevo hacia arriba con mejor éxito.(Nota: Sí, encontré fósiles).


El viernes por la mañana despedí a mis nuevos amigos que seguían hacia el sur, y tenía muuuuuchas ganas de volver a rodar, a las tres de la tarde no aguanté más, junté mis cosas y salimos de nuevo a la ruta.


Hacia calor pero había un lindo viento de popa, viajamos despacio y sin ganas de llegar a ningún lado. Después de Bahía Blanca se puso bastante fresco y seguimos adelante hasta llegar a Sierra de la Ventana a eso de las 11 de la noche. Encontré un hermoso camping en la villa serrana La Gruta y cuando fuí a  armar la carpa me dí cuenta que había perdido los parantes, no sé cómo; estaban adentro de la bolsa de la carpa y bien atados al portaequipaje, en fin, miré hacia arriba y até los vientos a las ramas de los cipreses, quedó perfecto, hasta era más fácil entrar a la carpa sin un palo en el medio de la puerta (carpa canadiense).

A la mañana del sábado, temprano con el fresco, seguimos viaje, primero entre las sierras y después entre campos dorados de girasoles.



En Olavarría me quedé charlando con el dueño de la nueva casa de antigüedades que hay al lado de la YPF; tenía en exposición una moto Legnano del año 48, y conocía a mi amigo Jacinto (también de Olavarria) un viejo cuidador de caballos que conocí en el encuentro de Villaguay, y que con su Honda 250 ha recorrido todo el país y continúa haciendolo.



Como la pregunta típica es a cuanto anda la Harley, le contesté que me gusta andar despacio (llegar es anecdótico me dijo mi amigo Juan), y juntos fuimos a ver el Sigma; en los últimos 250km. la velocidad máxima que había registrado era 110km/h, toda una babosa según Henry.

Después me fuí para Azul para invitarle una cerveza a mi GRAN amigo Roly, uno de los pilares de la comunidad tachame; Roly acababa de llegar de viaje y había estado en Las Grutas pero nos desencontramos.



Salimos juntos con Heidi y Roly y la Ducatti hacia "La Posta Del Viajero en Moto", donde conocí al Pollo que estaba despidiendo a unos canadienses, me invitaron a pasar y a firmar el libro de visitas, y nos quedamos charlando junto con un muchacho brasilero que estaba también de paso.



El lugar es un hito y parada obligada para cualquier viajero en moto, las paredes están completamente escritas con saludos en tantos idiomas que no pude contarlos, y cuando sobre la puerta ví el mensaje que dejaron Peter & Kay Forwood, me dí cuenta que estaba exactamente donde quería estar, en mi camino.


















Después de eso nos fuimos a tomar unos birrines, y luego de tres horas de charla, lecciones de mecánica, anécdotas de la ruta, críticas a la lista, alabanzas a Harley y Ducatti, y múltiples opciones para el calentamiento global, partí de nuevo con dos litros de cerveza encima, que Roly no me dejó invitar, aunque ese fuera el motivo de mi visita.


En Las Flores me encontré con una parejita de Buenos Aires en su primer viaje largo en moto, habían estado por Esquel y ahora tenían problemas con la Transalp, extrañamente yo tenía más idea que él y me dí cuenta que no era un problema de nafta como él pensaba sino que era un problema de batería, así que los ayudé con un empujoncito y pudieron volver a la ruta, con la tranquilidad anexa de que yo iba a ir atrás por si volvían a tener problemas.


Luego de una breve parada en Cañuelas para recargar nicotina llegué a casa el sábado 12/01/08, a las 20Hs., justo a tiempo para empezar a planificar el próximo viaje.


Gracias Becker, gracias Roly y muchas gracias a Heidi que se comportó como Diosa, como siempre...

Freddie
HD Sportster 1200
Respect

Note: Sorry, there is no translation of the stories.






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