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San Rafael - Ruta 40 - Chile
Este viaje tenía tres objetivos, visitar el encuentro de San Rafael-Mendoza, recorrer la ruta 40 y Neuquén hasta Villa La Angostura, y el cruce de Los Andes hacia Chile.
Cumplimos los tres y éste es el relato día a día de los 4600km que recorrimos.
Viernes 10 de febrero de 2006
Pensábamos salir a las 7 de la mañana; me despierto a las 6am y llovía a cántaros, prendo el televisor y los noticieros dicen que el pronóstico para hoy es despejado pero que igual está lloviendo, y se ríen. Prendo la compu para ver la última foto satelital y no había ninguna nube sobre baires, señal que han puesto una foto sobre la cámara como en las películas para hacernos creer que Argentina todavía existe, sigo durmiendo.
No tenía muchas ganas de arrancar mojado un viaje tan largo así que esperamos que parara la lluvia y cuando se empezó a secar el asfalto salimos, ya eran las 9am.
El tanque tenía poco combustible y ya sobre la autopista y pasando el peaje me quedo sin nafta; sabía que quedaba poca pero mi cálculo era que debería tener para unos 30km más, pensé que había consumido un poco de más, habrí la reserva y seguimos hasta la estación de servicio de Ducatti a llenar el tanque.
Salimos a la ruta a ritmo tranquilo y antes de llegar a Lincoln la moto se detiene a "morar", había hecho 170Km, y recuerden que la autonomía de mi moto es de 340km (sin la reserva), habro el tanque y estaba vacío!, estabamos en problemas, o la moto estaba consumiendo el doble o estaba regando nafta (lo cuál Uds. saben también es habitual en Heidi).

Nuevamente habrí la reserva, confiando en que teníamos al menos para unos 40 km más, y llegamos hasta Lincoln donde llené ambos tanques (para los que no saben Heidi tiene dos tanques de aprox 8Lt. c/u). Gaby pagó y nos fuimos a tomar un cafecito y cuando miro el tiket me doy cuenta que a pesar de estar el tanque vacío sólo cargó 10 Lts., o sea que había algo de nafta, conclusión: estaba tapada la manguera que une ambos tanques y, como diría mi amigo Bimbo, la cabra estaba mamando sólo de un teta.
A la segunda ves que me pasó lo mismo saqué las herramientas, desconecté la manguera y metí un alambre para destapar, pero no duró mucho y volvió a taparse. Durante ese día me iba a quedar cuatro veces sin nafta, por lo que debía parar, dejar que la moto inclinada pasara lentamente la nafta de un tanque a otro y luego seguíamos.
Hicimos escalas en Villegas y Realicó y debimos parar una hora en Nueva Galia porque a Gaby le dió un dolor de cabeza muy intenso. LLegamos a Gral Alvear a eso de las 21Hs, habíamos hecho 900Km., buscamos un hotel, comimos algo, escapamos del corso y nos fuimos a descansar.
Sábado 11 de febrero de 2006
Nos levantamos temprano, cargamos la moto, y pasamos a cargar nafta y a comprar un imán de heladera que decía "recuerdo de Mendoza", y sobre el cuál volveremos a referirnos más adelante.
El camino de Gral Alvear a San Rafael es una ruta no muy ancha, aproximadamente 100km. con curvas y contracurvas que se desarrollan entre alamedas, a la vera de los viñedos y olivares, me hacía recordar a la antigua ruta 22 en el alto valle de Río Negro, donde viví muchos años; la temperatura estaba muy agradable y fué un lindo paseo.
LLegamos a San Rafael y el problema era ubicar el encuentro, e iba a ser un verdadero problema, empezamos a preguntar y el único que más o menos nos orientó nos mandó derecho por una avenida que estaba cortada por la fiesta de la vendimia, la policía no estaba enterada, la gente de turismo que encontramos de casualidad tampoco, y ni siquiera un mecánico de motos donde fuimos a parar sabía que había un encuentro en su ciudad.
Cuando ya estabamos perdidos y dábamos la vuelta en U porque nos encontramos frente al cementerio, alguien desde un auto que pasaba por allí nos preguntó si buscabamos el encuentro y nos hizo seguirlos. Demás está decir que en el trayecto, y ni aún llegando, vimos cartel o indicación de como llegar, sólo a la tarde vimos de casualidad un pedazo de cartón corrugado colgando atado a un arbol en una esquina, que si lo leías de cabeza decía "motos".
Después de pagar la entrada más cara de todos los encuentros (todavía no fuí a ninguno de HD ;0), tratamos de encontrar un lugar apartado, tranquilo y con sombra, lo que fué imposible. Las áreas verdes estaban valladas, y había sólo unos raquíticos álamos, por lo que optamos por un rincón cerca de la entrada, alejado de la cantina y con un pequeño arbol, lo cuál según comprobaríamos después fué una pésima elección.
En ése momento ya habían salido todos en caravana a comer un choripan en Valle Grande, así que armamos rápidamente la carpa y con la colaboración del "Bicho", gracias Bicho por tu camaradería, que fué a buscar su moto sólo para acompañarnos, nos encaminamos hacia la zona del Atuel donde los encontramos, después de recorrer un poco y sacar un par de fotos en el dique.


El lugar estaba bueno, el sol calentaba fuerte y el chori con birra al lado del Atuel mientras pasaban las balsas de rafting valieron la pena.

Volvimos a San Rafael a media tarde con alguna intención de aprovechar la pileta, pero no estaba incluída en el "pack" (a pesar de lo que después digan los organizadores), tampoco había agua caliente, ni toma de luz en el camping, ni una pileta para lavar la ropa, y hasta era difícil encontrar un tacho de basura. Tampoco tocó la banda como estaba programado y hasta se agarraron a las piñas los organizadores porque "uno le tiro con unas boleadoras a otro que andaba en moto por el cesped". Según entendí más tarde el tradicional encuentro de San Rafael es otro y está verdaderamente bueno; pero éste era el primero que organizaban un grupo que se escindió del grupo original, o sea, se pelearon.
Mientras disfrutaba del "triste espectáculo", yo saqué las herramientas, desconecté las mangueras del tanque y me dediqué toda la tarde a pescar. Con el imancito que habíamos comprado en Gral.Alvear, atado a la punta de un alambre, me dediqué a pescar de adentro del tanque todas las escamitas de óxido que me estaban tapando la manguera, una buena manera de conocer gente, porque todos se acercaban a ofrecer sus herramientas o a preguntar que carajo estaba haciendo.
Por la noche, mientras se desarrollaba una tormenta que al final fué mucho viento y tres gotas, fuimos a comer una pizza y como se demoró nos regalaron otra cerveza (buena razón para volver a San Rafael ! ).
Tratamos de dormir temprano pero fué imposible, la cantina donde estaba la joda estaba a 100 metros y estaba el camping vacío, por lo que el descanso prometía ser apacible, excepto por...., un pequeño grupo de los "Moteros del Sur", del mismo San Rafael, que se instalaron exactamente al lado de nuestra carpa a pasarla bien.
Cuando después de comprobar todos los límites de mi paciencia y, siendo ya las 3 de la mañana como prueba de ello, me levanté y les expliqué en lenguaje amable y sin exabruptos (creanme porque así fué) que veníamos de lejos y que nos esperaba un tramo difícil, y que lo único que quisieramos era que bajaran un poco el volúmen. El resultado fué completamente inesperado, teniendo en cuenta que no parecía que estuvieran tomando mas que unos mates, y sobre todo proviniendo de gente que uno piensa está acostumbrada a tratar con turistas, me acusaron de ser "chileno", lo cuál no entendí en absoluto, y se empeñaron en hacer más difícil aún nuestro descanso; parecian gente normal, pero carecian totalmente de la camaradería que siempre he encontrado entre los motoqueros de todo el país. Lamentable.
Esa noche caía un poco de llovizna , pero amaneció despejado.
Domingo 12 de febrero de 2006
Yo estuve despierto hasta las 4 de la mañana pero igual nos levantamos tempranito, a las 7am.. a la noche caía un poco de llovizna , pero amaneció despejado. Tranquilos y silenciosamente desarmamos la carpa, cargamos la moto, apuntamos los escapes hacia la derecha, hicimos tronar un poco los dos pistones en V ( porque la moto estaba fría y la venganza se sirve fría), y nos dirijimos hacia la entrada porque consideramos nuestro deber expresar personalmente a los organizadores nuestros comentarios, no sea cosa que se les ocurra organizar otro encuentro!.
Pensábamos hacer una pasada por el cañon del Atuel pero el camino estaba cerrado por derrumbes, así que intentamos entrar por el otro lado, por el camino al Nihuil, pero a los pocos kilómetros también estaba clausurado, sacamos un par de fotos, cargamos nafta y seguimos rumbo al Sosneado y Malargüe.

Hacía calor, y en algún punto del camino, y al rayo del sol, la policía nos hizo detener en la banquina para que pase un pelotón de biciletas que corrían alguna competencia local, lo cual generó la tan temida reacción adversa de Gabriela en contra de todos los ciclistas universales y sus madres, y se dedicó a putear a cada uno en forma individual y personalizada.

Antes de llegar a Malargüe nos desviamos hacia Las leñas, que Gabriela no conocía. El camino es muy lindo para hacerlo en moto, con sus curvas y precipicios, pero hacía ya mucho calor y en ésta epoca del año parecía un pueblo fantasma, así que en cuanto llegamos dimos un paseíto a pié e inmediatamente pegamos la vuelta, desandando los 40 km hasta la ruta 40.
En Malargüe fuimos primero al hotel que nos recomendó Fer Rojas (yo ya había parado allí una ves que fuí a a esquiar), pero no había lugar, y tampoco en los otros que visitamos, pero en Turismo nos dijeron que el camping municipal era muy bueno y tenían razón. Nos dimos una ducha, descansamos un poco, fuimos a cenar y dormimos como corresponde. A la noche llovió fuerte; pero por suerte yo había entrado para usar de almohada el cuero de oveja que llevo en el asiento , y por la mañana ya estaba todo seco.
Lunes 13 de febrero de 2006
Llegó el momento, debíamos encarar la parte difícil del viaje, y sinceramente le tenía temor, y estaba decidido a hacerlo. Heidi (mi moto) ya tenía experiencia en el ripio, pero yo no demasiada y las noticias eran que la ruta estaba destruída; no podía dejar de pensar en las posibles consecuencias. Establecimos tres prioridades:
1 - La seguridad personal ante todo.
2 - Tratar de no maltratar demasiado la moto.
3 - Llegar, simplemente llegar, sin importar cuanto tardemos.
En consecuencia la premisa era paciencia, muuucha paciencia.
La primera parte era de asfalto..., y de pronto se acaba el mundo. Desaparece todo vestigio de lo que alguna ves fué y da paso a los serruchos, pero señores serruchos, padres serruchos, y abuelos serruchos, nunca había visto de tal tamaño, de más de 10cm de altura, toda esa zona era petrolera y el póco tráfico que hay es principalmente de camiones. Lo que más recuerdo era la sensación de subir el cordón de la vereda, bajar el cordón, subir el cordón, bajar el cordón, subir el cordón, bajar el cordón, y así por kilómetros y kilómetros, no había forma de escaparle por ningún lado, atravezaban perpendicularmente toda la ruta de borde a borde, y nada de apurar el paso y soportar el galope, porque la harley pasa..., pero no es una enduro, así que la velocidad promedio era de 17km/hora.

Así fué hasta el puente de Bardas Blancas donde el juego es encontrar "El" surtidor que está al lado de un rancho frente al destacamento policial, de los viejos con rueditas de números, nada digital, y que sólo marca pesos porque el medidor de litros dejo de funcionar el siglo pasado (literalmente).
De allí en más un asfalto decente por unos 60km, como la calma presagiando la calamidad. Lo único con que hay que tener cuidado es un badén profundo que te puede sorprender, por donde corre bastante agua y tenés que esquivar los burros sueltos.(gracias Sr. Rojas por la advertencia).

Como dije, más adelante empieza de nuevo el ripio bastante suelto, con los eternos serruchos aunque ya no tan pronunciados, y con apenas un par de descansos adonde se puede disfrutar algo de asfalto, siempre y cuando se tenga mucha precaución en esquivar los pozos.
Por supuesto no olvidemos que todo esto está enmarcado en un hermoso paisaje de la precordillera, con el camino orillando un río y atravezando escoriales.

También tengamos en cuenta que para esa altura ya eran las 13Hs., teníamos hambre, ya hacía casi 40 grados centígrados y nosotros seguíamos con las camperas puestas para protegernos de las quemaduras de sol.
Paciencia, muuuucha paciencia, seguía pensando yo mientras trataba de esquivar una piedra con forma y dimensiones de garra de pterodáctilo que apuntaba a mi rueda delantera. En algún lugar esto debe tener fin seguía pensando yo y así fué, se terminó el camino en un cartel que decía "desvío", y nos metimos "pal monte", recién terminadito el desvío, a estrenar, todo suelto, todas piedras de cantos filosos, todo arena floja, hasta un toro sordo en el medio del camino, pero no podía durar mucho, era sólo un desvío, así que allá arriba, en el medio del monte, encontramos otro cartel que decía "DESVÍO"!!!!. Allí se acabó mi paciencia, cuando pasamos la niveladora le grité algo así como "la próxima vengo en citröen".


Cuando ya habíamos perdido toda la esperanza, y un par de tornillos marca HD, apareció un asfalto nuevecito, negro-negro, con olor a safalto recién salido del horno y donde la moto iba dejando una solitaria linea blanca como para estrenarlo. Sin hacernos demasiadas ilusiones pudimos recorrer cómodamente los últimos 25 km hasta Barrancas, donde llegamos alrededor de las 14:30, habíamos recorrido alrededor de 200km desde las 9 de la mañana.
Después de un litro de yogurth light bien motoquero sentados en la isla de los surtidores, seguimos hasta Chos Malal, donde nos ubicamos en una linda hostería (Anlú, Lavalle 60), una buena ducha, mejor siesta, por la tarde recorrimos el fuerte, y a la noche unas hamburguesas memorables con cerveza Andes.
Martes 14 de febrero de 2006
Partimos hacia Las Lajas y nos desviamos hacia el paso de Pino Hachado. Saliendo de la ruta 40 el paisaje de colinas cambia y empiezan a aparecer las montañas y las primeras araucarias (Pehuenes), y se ven los rebaños de ovejas pastando en las laderas verticales y las formaciones de basalto que forman figuras extrañas.

Llegamos a la frontera y tomamos el camino hacia Pehuenia, otra ves ripio, hicimos unos 30km, paramos a hacer un picnic y refrescarnos en un arroyo y pegamos la vuelta.
Paramos a descanzar nuevamente en Zapala, donde no pudimos encontrar una confitería con aire acondicionado (están más acostumbrados a la nieve que al calor), así que tomamos algo bajo un ventilador de techo y salimos nuevamente con la intención de llegar a San Martín de los Andes.
El calor seguía molestando (toda esa semana hizo temperaturas cercanas a los 40 grados centígrados en toda la región) y queríamos llegar, así que gracias a la gran autonomía de mi moto, y al cuero de oveja en el asiento, hicimos un tramo de 250km sin parar, llegamos cerca de la 19hs.

En SMA estaba todo el mundo, completamente lleno de turistas, un asco, traté de hacer un par de llamados desde el celular y las centrales estaban congestionadas, fuimos a la oficina de turismo y no había alojamiento, lo único disponible era un dos estrellas pero sólo tomaban reservas por dos noches, nosotros queríamos una sola, y cuando nos decidimos a tomar las dos ya se había tomado una, la del día siguiente, sólo quedaba esa noche disponible, exactamente lo que queríamos!.
La hostería no estaba tan mal, se veía que tenía sus años, no tenía placard, pero era limpia, tenía dos camas y una ducha caliente.
Por la noche mientras cenábamos en una esquina me encontré con un amigo de San Antonio Oeste que hacía 10 años que no veía y que hace un par de años vive en SMA, para colmo de coincidencias me entero que su hermana se casó con otro amigo mío de Villa Regina que hace 20 años que no veo y viven en Piedra del Aguila.
Miércoles 15 de febrero de 2006
No tenía muchas ganas de volver a hacer ripio, pero Gabriela sólo conocía una parte del camino de los siete lagos y en combi, así que me armé nuevamente de paciencia y arrancamos para Villa La Angostura.
El camino esta verdaderamente malo para andar en moto, no para las 4x4 que pasan a los pedos y te ciegan en una nube de tierra, tenés que tratar de seguir la huella para evitar el canto rodado suelto, pero el camino se pone angosto y continuamente pasan colectivos.

Paramos a sacar unas fotos "pa´ los chicos de las pisteras" y nos detuvimos a almorzar en la hostería del lago Correntoso, que yo ya conocía pero también me había recomendado Mr.Rojas. El sandwich de crudo autóctono y las tortas fritas quedarán en mi memoria.

LLegamos muy llenos de tierra al mediodía a la Villa.y nos dirijimos a la oficina de turismo a preguntar por alojamiento. Lo primero que vimos eran 300 U$S la noche, lo más barato no bajaba de $200. Así que plan B llamemos a Santi (acá me pongo de pié) a ver si tiene algún dato piola.
Estamos saliendo y antes de subir a la moto paró un auto al lado, se baja una persona y reproduzco aproximadamente el diálogo:
INDIVIDUO:-Flaco!, flaco!, mirá lo que tengo!, mientras abre la puerta trasera de su vehículo y saca una campera con un parche que dice "Tachame la Doble"
YO:- De donde sacaste eso?
INDIVIDUO:- (censurado por el editor en pro de la paz mundial y la integridad física de algunos members)
INDIVIDUO:- Para donde van ?
YO:- Estamos buscando alojamiento.
INDIVIDUO:- Yo estoy regenteando la hostería de lago espejo, tengo una habitación doble disponible.
YO:- A cuanto ?
INDIVIDUO:- 140 pesos.
YO:- No gracias, es mucho.
INDIVIDUO:- Cuanto querés pagar?
YO:- La mitad.
INDIVIDUO:- Por ser de tachame te la puedo dejar en $90
YO:- ???????

En síntesis, la hostería del lago espejo debería ser muy linda pero estaba sobre los siete lagos y a 11km de distancia de la Villa, así que solté las riendas de la cabra y sola se fué derechito para lo de Santi (me pongo de pié nuevamente),

que nos recibió de mil maravillas, agarró una de sus motos, que aún tenía restos de franela de un anterior cliente, y nos acompañó a un par de lugares donde no había disponibilidad. Sacamos un clavo de 7cm de nuestra rueda trasera prolijamente enhebrado, nos despedimos de Santi (me pongo de pié otra ves) y continuamos con el plan C; fuimos hasta la hostería del lago espejo.
El individuo no se encontraba (llamemoslé Agustín sólo para darle un nombre) pero nos atendió muy bien Belén, a quien le explicamos que Agustín nos había ofrecido una habitación a un precio muy preferencial, a lo que Belén se limito a decir "si Agustín lo dijo.." y nos mostró la habitación que estaba buena.
Eran las 15hs, dejamos nuestras cosas llenas de tierra en la hostería y así como estabamos nos fuimos para Chile.
Esta es la parte que más me gustó, el camino está muy bueno, aunque cada 50 metros hay un cartel de resbaladizo con lluvia, brillaba de liso que estaba. A medida que subíamos aparecían los mejores paisajes y las curvas se desenroscaban entre la nubes.


El trámite de aduana no es complicado, y la zona entre aduanas, unos 30km, es espectacular y especialmente del lado chileno la ruta es fantástica. Una ves que pasamos la aduana chilena la ruta desmejoró un poco pero era perfectamente transitable, llegamos hasta las termas de Puyehue, sacamos unas fotos y empezamos a volver.


Ya del lado argentino y llegando a la aduana se largó a llover, así que no metimos bajo techo, hicimos los trámites y esperamos a que pare un poco.
Como ya estaba cayendo el sol y la lluvia no amainaba nos pusimos los trajes de agua y con las cubiertas bastante lisas sobre el pavimento liso y mojado, y lleno de advertencias sobre los peligros de la lluvia, encaramos los 20 km que había hasta el hotel a unos honorables 40km/hora.
Ya llegando al hotel, y siempre bajo la lluvia yo dije: ni loco me meto en el camino de barro, justo donde está la bajada donde tiraron ripio suelto esta mañana, para después internarme por otro caminito de barro en el medio del bosque hasta el hotel; en síntesis arrugué; busquemos un lugar en la Villa para dejar la moto (ej: ACA) y tomemos un taxi hasta la hostería; mañana agarramos lo bultos y en otro taxi vamos a buscar a Heidi.
El ACA está cerrado por reformas así que desde otra estación de sevicio, a las 9 de la noche, volvimos a llamar a Santi (me vuelvo a poner de pié) para preguntar donde podíamos dejar la moto. Por supuesto (aunque verdaderamente no era nuestra intención) nos ofreció dejarla en su casa y llevarnos al hotel, así que sacó sus autos, corrió sus motos, acomodamos la cabra en la galería bajo techo y salimos para el hotel.
El tipo sin comerla ni beberla estaba cargando un paquete de pesados en su coche a las 10 de la noche, y estaba contento porque así tenía tiempo de charlar con nosotros !!!(que grande Santi, me quedo de pié).
Durante todo el trayecto Santi trataba de convencerme de que era arena volcánica, que el agua la asentaba y que podía entrar con la moto, así fué que cuando llegamos y comprobamos el estado del camino me convencí qye tenía razón y me dijo, "Yo me tengo que volver igual a mi casa a dormir, porque no venís conmigo a buscar la moto así mañana ya la tenés para salir?", que calidad, que sutileza, que elegante manera de dejarme convencido que soy un pelotudo, que grande Santi (todos de pié por favor).
Para terminar el día: nos llevó a su casa, nos volvimos a poner los trajes de agua, sacamos la moto de la galería y salimos para la hostería.
Eran las 11 de la noche, todo estaba muuuy oscuro y nublado, la ruta estaba completamente mojada por la lluvia anterior, se empezó a levantar niebla, descubrí que se quemó la luz baja y debía apagar la alta cuando venían vehículos de frente, era camino de cornisa, las cubiertas estaba ya lisas, y empezó a llover de nuevo........., vamos que venimos, seguí adelante, llovía, me metí en la tierra, llovía, me metí en el bosque, llovía más, emboqué la moto en el hall del hotel y nos fuimos a dormir.
Moraleja: que gran tipo Santi.
Jueves 16 de febrero de 2006
Mi despertador colorado empezó a hacer quilombo como de costumbre a las 7 de la mañana reclamando su ración de café con leche, como todavía no era la hora del desayuno recorrimos un poco el parque del hotel, junto al lago, mientras el sol empezaba a iluminar las montañas, estaba todo húmedo pero el cielo estaba bastante despejado.
Desayunamos, cargamos nuestro equipaje, nos despedimos de Agustín (gracias Agustín) y fuimos a cargar nafta. Mientras nos acercábamos a la Villa empezó una tenue "garúa", y en la estación de servicio aproveché para llamar a la Puppy (mi madre) para avisarle que llegaríamos a Villa Regina a media tarde.
En cuanto corté se largó de nuevo la lluvia, así que de nuevo todo el trámite de ponerse los trajes de lluvia, las galochas, cubrir el bolso, etc., pero por suerte nos agarró bajo techo.
Puse en cero el cuentakilómetros y salimos despacio con la esperanza de que más adelante no lloviera tanto. Exactamente 4,4Km más adelante salió el sol y se despejó completamente el cielo!. Yo no tenía ganas de parar y el clima estaba aún fresquito, así que seguimos con los trajes amarillos por 60 km bajo el sol hasta un mirador sobre el Limay donde prolijamente los volvimos a guardar.
Hicimos una parada en Piedra del Águila a visitar a los amigos de los cuales había tenido noticias en SMA; otra parada en Neuquén para calmar el calor en algún servicentro con aire acondicionado, y a las 17Hs estabamos en Villa Regina donde nos esperaba mi familia.
Viernes 17 de febrero de 2006
Pasamos el día descansando. Lavamos la moto, repusimos tuercas perdidas, cambiamos los focos quemados por la vibración y revisamos aceite.
Por la tarde hacía 38 grados de temperatura y fuimos a la chacra de mi hermana a cosechar duraznos y manzanas de la planta, al rato nos cayó encima un temporal de agua y viento que partía las ramas de los arboles y tiró un par de postes de luz, en algunos lugares cayó granizo, pero por suerte nos guarecimos dentro de un galpón. Duró lo que dura una tormenta de verano y volvimos al pueblo con el arco iris.
Sábado 18 de febrero de 2006
Salimos temprano, desandando el camino, hacia General Roca donde la ruta a Casa de Piedra cruza a la ruta 22. Este es un camino que muchos de la lista (www.xxladoble.com.ar) no conocen y otros confunden con la llamada ruta del desierto, con la cual comparte un tramo. La ruta del desierto une Puelches con Cnia. 25 de Mayo y Catriel; y ésta ruta que menciono es la provincial 6 que permite unir Puelches con Gral Roca, y pasa sobre el dique Casa de Piedra.
Para que tengan en cuenta los que viajan a la zona de Neuquén pasando por Santa Rosa, es la mejor alternativa a la nacional 152, que desde el río Colorado(Duval/La Japonesa) hasta Chelforó está destruída desde hace 30 años cuando la conocí.
El asfalto de la ruta es excelente aunque en mapas antiguos aparece como de tierra, lo único que hay que tener en cuenta es que son 210 Km sin abastecimiento de nafta hasta Puelches (o a la inversa).
La primera parada la hicimos en Puelches en donde , desde la última ves que pasamos hace año y medio, nos encontramos con "La" estación de servicio completamente remodelada y con aire acondicionado, antes era una tapera.
En los tramos siguientes (Gral Acha, Sta. Rosa) el calor era insoportable, llegando a los 44 grados centígrados, el aceite de la moto perdió viscocidad (te suena Petru?) y empezó a hacer sentir sus ruidos y golpeteos de varillas, pero después de dejarla descansar y bajar temperatura seguimos adelante sin inconvenientes.
Un par de paradas más en Trenque Lauquen y Pehuajó y a las 23hs estábamos en Luján, donde nos detuvimos a cenar para no llegar a casa y ponernos a preparar algo, y pasando la medianoche estabamos en casita. 1200km en un sólo día, muy cansados, con dos picaduras de abeja en un brazo, con las cubiertas completamente lisas, muy contentos, y con muchas ganas de salir de nuevo a la ruta.
Gracias Fer Rojas por tus indicaciones, gracias al "Bicho" de San Rafael, gracias a Agustín y especialmente a Santi, porque aportaron su gotita para que el viaje se colmara de buenas experiencias. Y gracias también a mi juguete colorado (Gaby) porque me acompañó a cruzar los Andes, con calor , lluvia o tierra, durante 4600km.
Freddie y Gabriela
Harley-Davidson Sportster 1200
Febrero 2006
Note: Sorry, there is no translation of the stories.
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